En su etapa educativa aprendió francés, latín y griego y recibe premios por sus conocimientos en lenguas clásicas, formación que completaría con viajes a Italia y Grecia. Su originalidad en la manera de vestir, el modo infatuado a la hora de hablar y la ingeniosa ironía de sus opiniones lo hacían muy distinto de los demás. Es consciente de que primero tiene que lograr reputación como una figura original y granjearse un círculo de admiradores (y también de detractores). Empezó a publicar poemas en revistas, porque Wilde se consideraba ante todo un poeta. En Oxford, escribió su poema “Ravenna”, que le valió el Newdigate Prize. Su primera antología poética aparecería publicada poco después. Influido por las ideas de los grandes intelectuales de la época, John Ruskin y Walter Pater, se convierte en un firme defensor del Esteticismo, cuyo dogma “el Arte por el Arte” reivindicaba la autosuficiencia del arte y la independencia de la belleza de toda finalidad útil, didáctica o moral. En 1882, le ofrecen impartir conferencias por EEUU y Canadá. Y en ellas, Wilde defiende las ideas estéticas de Pater, William Morris, James Whistler, el Esteticismo y el Prerrafaelismo en general. Todas estas influencias pueden encontrarse en sus propias obras, así como su evolución hacia el Decadentismo.