Wilde era el escritor de moda. Todo el mundo conocía sus grandilocuentes opiniones, leía sus obras o acudía a sus representaciones teatrales. Pero los ídolos de carne y hueso tan pronto son amados como repudiados. El marqués de Queensberry, padre de su amante, Alfred Douglas “Bosie”, lo acusó de homosexualidad. El error de Oscar fue iniciar un proceso contra el marqués por difamación, porque se volvió en su contra y, en 1895, Wilde fue finalmente condenado por indecencia (sodomía) a dos años de trabajos forzados en la prisión. Tras una breve estancia en las prisiones de Pentonville y Wandsworth, Wilde fue trasladado a la cárcel de Reading, donde escribiría la epístola De Profundis, el doloroso reproche al amor caprichoso de Bosie y el hondo viaje espiritual de su ser. Al salir de prisión escribiría también la Balada de la cárcel de Reading. Huyendo del escándalo que aún le perseguía en Inglaterra, Wilde se refugiaría en Francia adoptando el nombre de Sebastian Melmoth. Los últimos años de su vida los vive casi en la pobreza y con graves problemas de salud. Y muere en París, en 1900.