En 1884, Wilde se casa con Constance Lloyd, poseedora de una importante fortuna. Tienen dos hijos, Cyril y Vyvyan. Forman una familia victoriana modélica. Es significativo que Wilde empezara a publicar sus cuentos a partir de las historias que le contaba a sus hijos, con los que jugaba cariñosamente en una época en la que este tipo de relaciones familiares era poco frecuente. Sin embargo, Oscar ya había experimentado un conflicto emocional al reconocerse atraído por amigos y compañeros de estudios, a lo que debe añadirse el conflicto moral y social de una época que condenaba totalmente la homosexualidad. De hecho, existía una ley que condenaba severamente la “sodomía”. Fue un proceso doloroso, desconcertante, para un Wilde adolescente. Una figura clave en su vida sería Robert Ross, con quien pudo haber iniciado su despertar. Poco después de la publicación de El retrato de Dorian Gray, como si de una premonición se tratase, conocería a Lord Alfred Douglas, “Bosie” para los amigos, la gran pasión de Oscar Wilde. El escándalo que culminaría en la condena a prisión de Wilde en 1895, provocó que Constance se cambiara su apellidos de casada y el de sus hijos. Nunca se divorció y hubo algún intento de reconciliación frustrado. Constance falleció con cuarenta años y mantuvo su afecto y admiración por el escritor. Cyril murió combatiendo en la Primera Guerra Mundial. El hijo de Vyvyan, único nieto de Wilde, se ha dedicado a cuidar el legado literario de su abuelo.